Texto extraído del libro
“Practicando el poder del Ahora” de Eckhart Tolle, que se ofrece por cortesía
de la Editorial www.alfaomega.es (GAIA Ediciones 2001, email:
editorial@alfaomega.es)
EMOCIÓN: LA REACCIÓN DEL CUERPO A LA MENTE
ACABA CON LA ILUSION DEL TIEMPO
TODOS LOS PROBLEMAS SON ILUSIONES MENTALES
DEJA QUE LA RESPIRACIÓN TE LLEVE AL CUERPO
TRANSMUTACIÓN DEL SUFRIMIENTO EN CONCIENCIA
CUANDO TU SITUACIÓN DE VIDA TE RESULTA INSATISFACTORIA
EMOCIÓN: LA REACCIÓN
DEL CUERPO A LA MENTE
La mente, tal como yo uso la
palabra, no es únicamente el pensamiento. Incluye también las emociones y las
pautas de reacción inconscientes, tanto mentales como emocionales. La emoción
surge en el punto donde cuerpo y mente se encuentran. Es la reacción del cuerpo
a la mente o, dicho de otra forma, el reflejo de la mente en el cuerpo.
Cuanto más te
identificas con el pensamiento, con lo que te gusta o disgusta, con tus juicios
e interpretaciones, es decir, cuanto menos presente estás como conciencia
observante, más fuerte es la carga de energía emocional, seas consciente de
ella o no. Si no puedes sentir tus emociones, si estás desconectado de ellas,
acabarás sintiéndolas a un nivel puramente físico, como un problema o síntoma
físico.
...
Si TE ES DIFÍCIL SENTIR TUS
EMOCIONES, empieza por enfocar la atención en el campo energético interno de tu
cuerpo. Siente el cuerpo desde dentro. Así estarás en contacto con tus
emociones.
Si realmente quieres conocer tu
mente, el cuerpo siempre te dará un reflejo fiel; por tanto, observa la emoción
o, más bien, siéntela en tu cuerpo. Si existe un conflicto aparente entre
ambos, el pensamiento es el que miente y la emoción dice la verdad. No la
verdad última de tu identidad real, sino la verdad relativa de tu estado mental
en ese momento.
...
Por ejemplo, algo tan aparentemente
trivial y «normal» como la necesidad compulsiva de tener razón en una discusión
y demostrar que el otro está equivocado —defender la posición mental con la que
te has identificado— se debe al miedo a la muerte. Si te identificas con una
posición mental y resulta que estás equivocado, tu sentido de identidad, basado
en la mente, se sentirá bajo una seria amenaza de aniquilación. Por tanto, tú,
como ego, no puedes permitirte estar equivocado. Equivocarse es morir. Esto ha
motivado muchas guerras y ha causado la ruptura de innumerables relaciones.
Cuando dejas de identificarte con la mente, el hecho
de tener razón o estar equivocado es indiferente para tu sentido de identidad;
de modo que esa necesidad compulsiva, apremiante y profundamente inconsciente
de tener razón, que es una
forma de violencia, deja de
estar presente. Puedes expresar cómo te sientes y lo que piensas con claridad y
firmeza, pero tal expresión no estará teñida de agresividad ni actitud
defensiva. Tu sentido de identidad deriva entonces de un lugar más profundo y
verdadero dentro de ti, no de la mente.
...
ACABA CON LA
ILUSIÓN DEL TIEMPO
La clave es ésta: acaba con la
ilusión del tiempo. Tiempo y mente son inseparables. Retira el tiempo de la
mente y ésta se para, a menos que elijas usarla.
Estar identificado con la mente es
estar atrapado en el tiempo: vives de forma compulsiva y, casi exclusivamente,
mediante el recuerdo y la anticipación. Esto produce una preocupación
interminable por el pasado y el futuro, y una falta de disposición a honrar y
reconocer el momento presente y permitir que sea. La compulsión surge porque el
pasado te da una identidad y el futuro contiene una promesa de salvación, de
una realización de algún tipo. Ambas son ilusiones.
Cuanto más te enfocas en el tiempo
—pasado y futuro— más pierdes el ahora, lo más precioso que hay.
...
ROMPE LA VIEJA ESTRUCTURA de resistencia al momento presente, de
negación del presente. Convierte en práctica el hecho de retirar la atención
que prestas al pasado y al futuro cuando no sean necesarios. Sal de la
dimensión temporal lo más posible en tu vida cotidiana.
Si te resulta difícil entrar
directamente en el ahora, comienza observando tu habitual tendencia mental a
escapar de él. Observarás que el futuro suele imaginarse como mejor o peor que
el presente. Si el futuro imaginario es mejor, te da esperanza o expectativas
placenteras. Si es peor, crea ansiedad. Ambas son ilusorias.
La autoobservación permite la
entrada automática de más presencia en tu vida. En el momento de darte cuenta
de que no estás presente, estás presente. En cuanto eres
capaz de observar tu mente, ya no estás atrapado en ella. Ha entrado en juego
otro factor que no es mental: la presencia del testigo.
Mantente presente como observador
de tu mente, de tus pensamientos y emociones, así como de tus reacciones a las diversas
situaciones. Interésate al menos tanto por tus reacciones como por la situación
o persona que te hace reaccionar.
Nota también cuántas veces tu
atención se va al pasado o al futuro. No juzgues ni analices lo que observas. Contempla el pensamiento, siente la
emoción, observa la reacción. No las conviertas en un problema personal.
Entonces sentirás algo más poderoso que cualquiera de las cosas observadas: la
presencia misma, serena y observante, que está detrás de tus contenidos
mentales; el observador
silencioso.
...
La identificación con la mente da a
ésta más energía; la observación de la mente le quita fuerzas. La
identificación con la mente crea más tiempo; la observación de la mente te abre
a las dimensiones intemporales. La energía retirada de la mente se convierte en
presencia. Si puedes
sentir lo que significa estar presente, resulta mucho más fácil elegir salir de
la dimensión temporal —cuando no necesitas el tiempo por motivos prácticos— y
entrar profundamente en el ahora.
...
ENCUENTRA LA
VIDA SUBYACENTE EN TU SITUACIÓN DE VIDA
En lugar de hablar de tu «vida»
deberías ser más preciso y hablar de tu «situación de vida», que está hecha de
tiempo psicológico: pasado y futuro. Ciertas cosas del pasado no fueron como
deseabas. Aún sigues resistiéndote a lo ocurrido en el pasado, y ahora te estás
resistiendo a lo que es. Lo que te hace seguir adelante es la esperanza, pero
la esperanza hace que estés enfocado en el futuro, y ese enfoque permanente
perpetúa tu negación del ahora y, por tanto, tu infelicidad.
Olvídate
de tu situación de vida durante un
tiempo y presta atención a tu vida.
Tu situación de vida existe en el
tiempo. Tu vida es ahora.
Tu situación de vida es un asunto
mental. Tu vida es real.
Encuentra la «puerta estrecha que conduce a la
vida». Se llama el ahora. Reduce el ámbito de tu vida a este momento. Tu
situación de vida puede estar llena de problemas —como lo están la mayoría de
ellas—, pero averigua si tienes algún problema en este momento. No mañana, ni
dentro de diez minutos, sino ahora. ¿Tienes un problema ahora?
...
TODOS LOS
PROBLEMAS SON ILUSIONES MENTALES.
CENTRA TU ATENCIÓN EN EL AHORA y dime qué problema tienes en este
momento.
No me estás dando
ninguna respuesta porque es imposible tener un problema cuando tu atención está
plenamente en el ahora. Hay una situación que tiene que ser afrontada o
aceptada, eso sí. Pero ¿por qué convertirla en un problema?
Inconscientemente, a la mente le encantan
los problemas porque te dan cierta identidad. Es algo normal; y es una locura.
«Tener un problema» significa dar vueltas mentalmente a una situación sin tener
verdadera intención o posibilidad de hacer algo respecto ahora.
Inconscientemente estás haciendo del problema parte de tu identidad. Acabas
sintiéndote tan agobiado por tu situación de vida que pierdes la sensación de
la vida, del Ser. O llevas en tu mente la pesada carga de un centenar de cosas
que tendrás que hacer en el futuro, en lugar de centrar tu atención en lo único
que puedes hacer ahora.
CUANDO CREAS UN PROBLEMA, creas
dolor. Basta con hacer una simple
elección, con tomar una simple decisión: pase lo que pase, no generaré más
dolor para mí mismo. No me crearé más problemas.
Aunque es una elección simple,
también es muy radical. No podrás tomar esa decisión a menos que estés
realmente muy harto de sufrir y consideres que ya has tenido suficiente. Pero
tampoco podrás mantenerla a menos que hayas accedido al poder del ahora. Si no
generas más dolor para ti mismo, tampoco lo generarás para los demás. Y tampoco
contaminarás la hermosa Tierra, tu espacio interno, ni el psiquismo colectivo
con la negatividad de los problemas.
...
NO TE
PREOCUPES POR EL FRUTO DE TUS ACCIONES: mantente atento a la acción misma. El fruto ya
vendrá cuando corresponda. Ésta es una práctica espiritual muy poderosa.
Cuando cesa el esfuerzo compulsivo
por alejarse del ahora, la alegría de Ser fluye en todo lo que haces. En cuanto
tu atención se orienta hacia el ahora, sientes una presencia, una quietud, una
paz. Ya no dependes del futuro para conseguir la satisfacción o la realización;
no buscas en él la salvación. Por tanto, no te apegas a los resultados. Ni el
éxito ni el fracaso pueden cambiar el estado de tu Ser interno. Has encontrado
la vida subyacente en tu situación de vida.
En ausencia del tiempo
psicológico, tu sentido de identidad procede del Ser, no de tu pasado personal.
Y así la necesidad psicológica de convertirte en algo distinto de lo que eres
deja de presionar. En el mundo, en lo relativo a tu situación de vida, puedes
hacerte rico, adquirir conocimientos, tener éxito, liberarte de esto o de
aquello, pero en las dimensiones profundas del Ser ya eres completo y total
ahora.
...
Liberarse del tiempo es liberarse
de la necesidad psicológica del pasado para tener una identidad; y del futuro,
para hallar la realización. Representa la transformación de conciencia más
profunda que se pueda imaginar.
CUANDO HAS
OBTENIDO LOS PRIMEROS ATISBOS DEL ESTADO INTEMPORAL DE CONCIENCIA, empieza un
ir y venir entre la dimensión temporal y la presencia. Empiezas por
darte cuenta de que tu conciencia raras veces está verdaderamente en el ahora. Pero
saber que no estás presente es ya un gran éxito: ese saber es presencia, aunque
al principio sólo dure unos segundos de reloj antes de que vuelvas a perderla.
A continuación, y cada vez con más
frecuencia, eliges enfocar la conciencia en el momento presente más que en el
pasado o en el futuro, y al darte cuenta de que has perdido el ahora, eres
capaz de permanecer en él no sólo un par de segundos, sino periodos más largos,
tal como se perciben desde la perspectiva externa del tiempo del reloj.
....
HAZ MORIR EL PASADO CADA MOMENTO. No lo necesitas. Refiérete a él sólo cuando
sea absolutamente relevante
para el presente. Siente el poder
de este momento y la plenitud del Ser. Siente tu presencia.
¿Estás preocupado? ¿Sueles pensar
mucho en «lo que pasaría si...»? Entonces estás identificado con tu mente, que
se proyecta en una imaginaria situación futura y genera miedo. No hay modo de
poder afrontar esa situación, porque no existe. Es un fantasma mental.
Sin embargo, puedes parar esa
locura que corroe la salud y la vida volviendo a tomar conciencia del momento
presente.
SIENTE TU RESPIRACIÓN. Siente el aire que fluye dentro y fuera
de tu cuerpo. Siente tu campo de energía interna. Lo único que tienes que
afrontar, con lo que tienes que lidiar en la vida real —en oposición a las
proyecciones mentales imaginarias—, es este momento.
Pregúntate qué «problema» tienes
ahora mismo, no el año próximo, mañana o dentro de cinco minutos. ¿Qué está mal
en este momento?
Siempre puedes lidiar con el ahora,
pero nunca podrás lidiar con el futuro, y tampoco tienes que hacerlo. La
respuesta, la fuerza, la acción justa o el recurso estarán allí cuando los
necesites, no antes ni después.
...
Es bastante
común que la gente se pase toda la vida esperando para empezar a vivir.
La espera es un estado mental.
Significa básicamente que quieres el futuro y no quieres el presente. No
quieres lo que tienes y quieres lo que no tienes. Cuando esperas estás creando
un conflicto inconsciente entre tu aquí y ahora —el lugar donde no quieres
estar— y el futuro proyectado —el lugar donde quieres estar—. Esto reduce mucho
tu calidad de vida, obligándote a perder el presente.
...
En cierto sentido, el estado de
presencia puede ser comparado a una espera. Se trata de un tipo de espera
completamente distinto que requiere que estés plenamente alerta. Algo podría
ocurrir en cualquier momento, y si no estás absolutamente alerta, absolutamente
en calma, te lo vas a perder. En ese estado, toda tu atención está en el ahora.
No te queda nada de atención para soñar despierto, pensar, recordar, anticipar.
En esa espera no hay tensión ni miedo; sólo una presencia alerta. Estás
presente con todo tu Ser, con cada célula de tu cuerpo.
...
PARA
MANTENERSE PRESENTE EN LA VIDA COTIDIANA resulta útil estar profundamente arraigado en uno
mismo porque, de lo contrario, la mente, que tiene una enorme inercia, te
arrastra como la crecida de un río.
Mantenerte
presente significa habitar tu cuerpo plenamente. Tener siempre parte de tu
atención en el campo energético interno de tu cuerpo. Sentir el cuerpo por
dentro, por así decirlo. La conciencia corporal te mantiene presente. Te ancla
en el ahora.
...
PROFUNDIZA TUS
RAÍCES INTERNAS
La clave está en mantenerse
permanentemente en un estado de conexión con tu cuerpo interno, sentirlo en
todo momento. Esto profundizará y transformará tu vida rápidamente. Cuanta más
conciencia dirijas hacia el cuerpo interno, más elevada será su frecuencia
vibratoria, de manera parecida a una luz que brilla más a medida que giras el
interruptor progresivo y aumenta el flujo eléctrico. En ese alto nivel
energético la negatividad ya no puede afectarte, y tenderás a atraer nuevas
circunstancias que reflejen esa frecuencia elevada.
Si mantienes la atención en el
cuerpo siempre que te sea posible, estarás anclado en el ahora. No te perderás
en el mundo externo ni en la mente. Los pensamientos y las emociones, los
miedos y los deseos, pueden seguir presentes en alguna medida, pero ya no se
adueñarán de ti.
POR FAVOR, ANALIZA DÓNDE ESTÁ TU ATENCIÓN en este momento. Estás escuchándome o estás leyendo
estas palabras en un libro. Ese es el centro de tu atención. También eres
consciente periféricamente de tu entorno, de otras personas, etcétera. Además,
puedes tener cierta actividad mental en torno a lo que estás oyendo o leyendo,
algún comentario mental.
Pero no es necesario que nada de
lo anterior absorba toda tu atención. Intenta mantenerte simultáneamente en
contacto con tu cuerpo interno. Mantén parte de la atención dentro de ti; no dejes que toda ella fluya
hacia fuera. Siente tu cuerpo desde dentro como un campo energético unificado.
Es casi como si estuvieras escuchando o leyendo con todo tu cuerpo. Practica
esto en los próximos días y semanas.
No entregues toda tu atención a
la mente y al mundo externo. Intenta concentrarte en lo que haces con todos los
medios a tu alcance, pero al mismo tiempo siente tu cuerpo interno siempre que
puedas. Mantente arraigado en tu interior. A continuación observa cómo eso
cambia tu estado de conciencia y la cualidad de tus acciones.
...
CUANDO
NECESITES UNA RESPUESTA, UNA SOLUCIÓN O UNA IDEA CREATIVA, deja de pensar momentáneamente y concentra
la atención en tu campo de energía interno. Toma conciencia de la quietud.
Cuando vuelvas a pensar, tu pensamiento será fresco y creativo. En cualquier
actividad relacionada con el pensamiento, practica el hábito de alternar entre
unos minutos de pensamiento y otros tantos de una especie de escucha interna,
de quietud interna.
Podríamos decirlo así: no pienses
únicamente con tu cabeza, piensa con todo tu cuerpo.
DEJA QUE LA
RESPIRACIÓN TE LLEVE AL CUERPO
Si en algún momento te resulta
difícil contactar con el cuerpo interno, suele ser más fácil empezar
centrándose en la respiración. La respiración consciente, que es una intensa
meditación por derecho propio, te pondrá gradualmente en contacto con el
cuerpo.
SIGUE LA
RESPIRACIÓN CON TU ATENCIÓN, el aire que entra y sale del cuerpo. Inspira y siente el abdomen
expandirse y contraerse ligeramente con cada inspiración y espiración.
Si te resulta fácil visualizar,
cierra los ojos y obsérvate rodeado de luz o inmerso en una sustancia luminosa,
en un mar de conciencia.
A continuación inspira esa luz.
Siente que la sustancia resplandeciente llena todo tu cuerpo y lo hace
luminoso.
A partir de ahí, gradualmente,
céntrate más en la sensación. No te apegues a ninguna imagen visual. Ahora
estás en tu cuerpo. Has accedido al poder del ahora.
...
El dolor es inevitable mientras
sigas identificándote con tu mente, es decir, mientras sigas siendo
espiritualmente inconsciente. Me refiero básicamente al dolor emocional, que
también es la principal causa del dolor físico y de las enfermedades físicas.
El resentimiento, el odio, la autocompasión, la culpabilidad, la ira, la
depresión, los celos, e incluso la menor irritación..., todos ellos son formas
de dolor. Y cada placer o cumbre emocional contiene dentro de sí la semilla del
dolor: su opuesto inseparable, que se manifestará con el tiempo.
Cualquiera que haya tomado drogas
para sentirse «mejor» sabe que después de la subida viene la bajada, que el
placer se convierte en algún tipo de dolor. Muchas personas saben también que
las relaciones íntimas pasan rápidamente de ser una fuente de placer a
convertirse en una fuente de dolor. Vistas desde una perspectiva superior, las
polaridades positiva y negativa son las dos caras de la misma moneda, y ambas
forman parte del dolor subyacente, inseparable del estado de conciencia del ego
en el que te identificas con la mente.
Tu dolor tiene dos niveles: el
dolor que creas ahora y el dolor del pasado que aún vive en tu cuerpo y en tu
mente.
Mientras no seas capaz de acceder
al poder del ahora, cada dolor emocional que experimentes dejará tras de sí un
residuo de sufrimiento que vive en ti. Se mezcla con el dolor del pasado que ya
estaba allí, alojándose en tu cuerpo y en tu mente. Y aquí se incluye, por
supuesto, el dolor que sufriste de niño, causado por la inconsciencia del mundo
en el que naciste.
Este dolor acumulado es un campo de
energía negativa que ocupa tu cuerpo y tu mente. Si lo consideras una entidad
invisible por derecho propio, te acercas bastante a la verdad. Se trata del
cuerpo-dolor emocional.
...
BUSCA
CUALQUIER SEÑAL DE INFELICIDAD EN TI, del tipo que sea; puede tratarse del
despertar del cuerpo-dolor. A veces toma la forma de irritación, impaciencia, un
estado de ánimo sombrío, deseo de hacer daño, ira, furia, depresión, la
necesidad de dramatizar las relaciones, etc. Atrápalo en el momento en que
despierta de su estado latente.
El cuerpo-dolor, como cualquier
otra entidad existente, quiere sobrevivir, y sólo puede hacerlo si consigue que
te identifiques inconscientemente con él. Entonces puede emerger, apropiarse de
ti, «convertirse en ti» y vivir a través de ti. Necesita conseguir su
«alimento» a través de ti.
Se alimentará de cualquier experiencia que resuene con su energía característica, algo que produzca dolor del modo que sea: ira, ganas de destruir, odio, pena, drama emocional, violencia e incluso enfermedad. Cuando se ha apropiado de ti, el cuerpo-dolor crea en tu vida una situación que refleje su propia frecuencia energética para poder alimentarse de ella. El dolor sólo puede alimentarse de dolor. El dolor no puede alimentarse de alegría; le resulta totalmente indigesta.
...
TRANSMUTACIÓN
DEL SUFRIMIENTO EN CONCIENCIA
La atención consciente sostenida
corta el vínculo entre el cuerpo-dolor y el proceso de pensamiento, y pone en
marcha el proceso de transmutación. Es como si el dolor se convirtiera en
combustible para la llama de tu conciencia, que a partir de ese momento arde
con más fulgor. Este es el significado esotérico del antiguo arte alquímico: la
transmutación de metales inferiores en oro, o del sufrimiento en conciencia. La
división interna se cura y vuelves a estar completo. A partir de entonces tu
responsabilidad consiste en no crear más dolor.
ENFOCA TU
ATENCIÓN EN LO QUE SIENTES DENTRO DE TI. Identifica el cuerpo-dolor y acepta que está
ahí. No pienses en él, no dejes que el sentimiento se convierta en pensamiento.
No juzgues ni analices. No te fabriques una identidad con el dolor. Mantente presente y continúa
siendo un observador de lo que ocurre
dentro de ti.
Toma conciencia no sólo del dolor emocional, sino también de «aquel que lo observa», el testigo silencioso. Éste es el poder del ahora, el poder de tu propia presencia consciente. Observa qué ocurre a continuación.
...
Esto significa que a partir del
cuerpo-dolor te has fabricado un yo infeliz y te identificas con esa ficción
mental. En tal caso, el miedo inconsciente a perder tu identidad creará una fuerte
resistencia a cualquier desidentificación. En otras palabras, preferirás sentir
dolor —ser el cuerpo-dolor— que dar un salto a lo desconocido y arriesgarte a
perder tu familiar identidad desgraciada.
OBSERVA
TU RESISTENCIA INTERNA. Observa el apego a tu dolor. Mantente muy alerta. Observa el peculiar
placer que te proporciona ser infeliz. Observa la tendencia compulsiva a hablar
o a pensar en tu desdicha. La resistencia cesará si la haces consciente.
Entonces puedes llevar tu atención
al cuerpo-dolor, mantenerte presente como testigo e iniciar así su
transmutación.
Tú eres el único capaz
de hacerlo. Nadie puede hacerlo por ti. Pero si tienes la suerte de encontrar
al alguien que es intensamente consciente, si puedes estar con esa persona y
unirte a ella en el estado de presencia, eso te ayudará y acelerará las cosas.
Tu propia luz pronto se fortalecerá.
...
Del mismo modo que no puedes
luchar contra la oscuridad, tampoco puedes luchar contra el cuerpo-dolor. Si lo
intentaras crearías más conflicto interno y prolongarías el dolor. Basta con
observarlo. Observarlo implica aceptarlo como parte de lo que es en este
momento.
...
Si quieres que florezca el amor,
la luz de tu presencia debe ser lo suficientemente intensa como para no verte arrollado
por el pensador o por el cuerpo-dolor, ni los confundas con quien eres.
Conocerse como el Ser que está debajo del pensador, la quietud que está debajo
del ruido mental, el amor y la alegría que se encuentran debajo del dolor, eso
es libertad, salvación, iluminación.
Desidentificarse del cuerpo-dolor
es llevar la presencia al dolor y así transmutarlo. Desidentificarse del
pensamiento es poder ser el observador silencioso de tus pensamientos y de tu
conducta, especialmente de los patrones repetitivos de tu mente y de los roles
que representa tu ego.
Si dejas de
investirla de «yoidad», la mente pierde su cualidad compulsiva, formada
básicamente por la constante tendencia a juzgar y a resistirse a lo que es,
creando así conflicto, drama y más dolor. De hecho, en el momento en que dejas
de juzgar y aceptas lo que es, eres libre de la mente. Has creado espacio para
el amor, para la alegría, para la paz.
PRIMERO DEJAS DE JUZGARTE A
TI MISMO; después dejas
de juzgar a tu pareja. El mayor catalizador del cambio en las relaciones es la
aceptación total de tu pareja tal como
es, dejando completa- mente de juzgarla y de intentar cambiarla.
...
No os acuséis mutuamente de ser
inconscientes. En el momento en que empiezas a discutir, té has identificado
con una posición mental, y junto con esa posición estás defendiendo tu sentido
de identidad. Entonces el ego se pone al mando. Estás siendo inconsciente. En
ocasiones, puede ser apropiado que señales a tu pareja ciertos aspectos de su
comportamiento. Si estás muy alerta, muy presente, podrás hacerlo sin que el
ego se inmiscuya, sin culpar, acusar ni decir al otro que está equivocado.
Cuando tu compañero o compañera se
comporte inconscientemente, renuncia a juzgarle. El juicio sólo sirve para
confundir el comportamiento inconsciente de la otra persona con su identidad
real o para proyectar tu propia inconsciencia en la otra persona y confundir tu
proyección con su identidad.
Esta renuncia a juzgar no implica
que no reconozcas la disfunción y la inconsciencia cuando las veas. Significa
«ser el conocimiento» en lugar de «ser la reacción» y el juez. Entonces te
liberarás totalmente de la necesidad de reaccionar, o reaccionarás conservando
el conocimiento, el espacio en el que la reacción puede ser observada y se le permite
ser. En lugar de luchar en la oscuridad, pones luz. En lugar de reaccionar a la
ilusión, eres capaz de verla y de traspasarla.
...
LA ACEPTACIÓN DEL AHORA
Cuando te
rindes a lo que es
y estás plenamente
presente, el pasado ya no tiene ningún poder.
Entonces se
abre el reino del Ser,
que había
quedado oscurecido por la mente.
De repente,
surge una gran quietud dentro de ti,
la sensación
de una paz insondable.
Y en esa paz
hay una gran alegría.
Y dentro de
esa alegría hay amor.
Y en su núcleo
más interno está lo sagrado,
lo
inconmensurable, Eso que no puede ser nombrado.
...
NO OFRECER RESISTENCIA A LA VIDA es estar en un estado de gracia, tranquilidad
y ligereza, un estado que no depende de que las cosas sean de cierta manera,
buenas o malas.
Parece paradójico y, sin embargo,
cuando desaparece la dependencia interna de la forma, la situación general de
tu vida, lo que tiene relación con las formas externas, parece mejorar
enormemente. Las cosas, las personas o las situaciones que creías necesitar
para ser feliz ahora llegan a ti sin esfuerzo ni lucha por tu parte, y eres
libre de disfrutarlas y apreciarlas mientras duren.
Todas esas cosas, evidentemente,
seguirán teniendo un final, los ciclos irán y vendrán, pero cuando desaparece
la dependencia, desaparece también el miedo a la pérdida. La vida fluye con
tranquilidad.
La felicidad derivada de una
fuente secundaria nunca es muy profunda. Sólo es un pálido reflejo de la
alegría de Ser, de la vibrante paz que encuentras en tu interior cuando entras
en el estado de no-resistencia. El Ser te lleva más allá de los opuestos
polares de la mente y te libera de la dependencia de la forma. Aunque todo colapsara
y se derrumbara a tu alrededor, en lo profundo de tu núcleo interno seguirías
sintiéndote en paz. Puede que no te sintieras feliz, pero al menos estarías en
paz.
...
NO BUSQUES LA PAZ. No busques ningún estado diferente del
que tienes; así no producirás conflicto interno ni resistencias inconscientes.
Perdónate por no estar en paz. En
el momento en que aceptas completamente tu falta de paz, la no-paz se
transforma en paz. Cualquier cosa que aceptes plenamente te llevará allí, al
estado de paz. Éste es el milagro de la rendición.
Cuando aceptas lo que es, cada
momento es el mejor. Eso es iluminación.
...
LA SABIDURÍA
DE LA RENDICIÓN
La cualidad de tu conciencia en
este momento es el principal determinante del tipo de futuro que experimentarás;
por tanto, rendirte es la cosa más importante que puedes hacer para provocar un
cambio positivo. Cualquier acción que emprendas es secundaria. Ninguna acción
verdaderamente positiva puede surgir de un estado de conciencia que no sea de
rendición.
Para algunas personas,
la rendición puede tener una connotación negativa que implica derrota,
renuncia, incapacidad de responder a las pruebas de la vida, letargo, etc. La
verdadera rendición, no obstante, es algo totalmente diferente. No significa soportar
pasivamente cualquier situación en la que te encuentres sin hacer nada al
respecto. Tampoco significa dejar de hacer planes o de iniciar acciones
positivas.
LA
RENDICIÓN ES UNA SABIDURÍA SIMPLE pero profunda que implica ceder más que
oponerse al flujo de la vida. El único lugar donde puedes experimentar el flujo
de la vida es el ahora; por tanto, rendirse es aceptar el momento presente
incondicionalmente y sin reservas. Es renunciar a la resistencia interna a lo
que es.
Resistirse
internamente es decir «no» a lo que es mediante el juicio mental y la
negatividad emocional. La resistencia suele agudizarse cuando las cosas «van
mal», lo que significa que hay una distancia entre las demandas o rígidas
expectativas de tu mente y lo que es. En esa brecha anida el dolor.
Si has vivido lo suficiente,
sabrás que las cosas «van mal» con bastante frecuencia. Es precisamente en esos
momentos cuando tienes que rendirte si quieres eliminar el dolor y el
sufrimiento de tu vida. La aceptación de lo que es te libera inmediatamente de
tu identificación mental y vuelve a conectarte con el Ser. La resistencia es la
mente.
...
CUANDO TU
SITUACIÓN DE VIDA TE RESULTA INSATISFACTORIA o incluso intolerable, sólo si empiezas por
rendirte podrás romper el patrón de resistencia inconsciente que perpetúa esa
situación.
La rendición es perfectamente
compatible con la acción, con iniciar cambios o alcanzar objetivos.
Pero, en el estado de rendición, tu
acción fluye desde una energía completamente diferente, de otra cualidad. La
rendición te conecta con la fuente-energía del Ser, y tu hacer, imbuido de Ser,
se convierte en una alegre celebración de la energía de vida que te lleva más
profundamente al ahora.
La no-resistencia realza
enormemente la cualidad de tu conciencia y, por tanto, la cualidad de cualquier
cosa que estés haciendo o creando. Entonces los resultados vendrán por sí
mismos y reflejarán esa cualidad. A esto lo podríamos denominar «acción
rendida».
EN EL ESTADO DE RENDICIÓN, ves con
claridad lo que hay que hacer y empiezas a actuar; vas haciendo una cosa cada
vez, te centras en una cosa cada vez.
Aprende de la naturaleza: observa
cómo se hace todo y cómo se despliega el milagro de la vida sin insatisfacción
ni infelicidad.
...
SI NO
PUEDES HACER NADA y tampoco consigues salir de la situación, úsala para entrar
más profundamente en la rendición, más profundamente en el ahora, más
profundamente en el Ser.
Cuando entras en esta dimensión
intemporal del presente, a menudo el cambio se presenta de maneras extrañas,
sin necesidad de hacer gran cosa por tu parte. La vida se muestra servicial y
cooperativa. Si había factores internos, como el miedo, la culpa o la inercia,
que te impedían actuar, se disolverán a la luz de tu presencia consciente.
...
Cuando te rindes, la energía que
emanas y que a partir de ese momento dirige tu vida es de una frecuencia
vibratoria mucho más elevada que la energía mental que gobierna el mundo.
A través de
la rendición, la energía espiritual entra en este mundo. No genera sufrimiento
para ti, para los demás seres humanos ni para el resto de los seres vivos del planeta.
...
CUANDO
TE VEAS ENVUELTO EN UNA DISCUSIÓN o en alguna situación conflictiva, tal vez con tu pareja u otra
persona cercana a ti, empieza por observar cómo te pones a la defensiva cuando
atacan tu posición, o siente la fuerza de tu propia agresión cuando atacas la
posición de la otra persona.
Observa el apego a tus puntos de
vista y opiniones. Siente la energía emocional-mental que está detrás de tu
necesidad de tener razón y de señalar que la otra persona está equivocada. Ésa
es la energía de tu mente egotista. La haces consciente reconociéndola,
sintiéndola tan plenamente como puedas.
Entonces, un día, en medio de una
discusión, de repente te darás cuenta de que tienes una opción, y quizá decidas
abandonar tu reacción simplemente para ver qué pasa. Te rindes.
No me refiero a que dejas de reaccionar diciendo verbalmente: «De acuerdo, tienes razón», con una mirada condescendiente que en realidad está diciendo: «Estoy por encima de esta inconsciencia infantil.» Así sólo consigues desplazar la resistencia a otro terreno, con lo que la mente egotista sigue estando al mando y reivindicando su superioridad. Estoy hablando de soltar todo el campo de energía mental-emocional que estaba luchando por el poder en tu interior.
...
La enfermedad no es un problema. Mientras la
mente egotista tenga el control, el problema eres tú.
CUANDO
ESTÉS ENFERMO O INCAPACITADO, no te sientas fracasado, no te sientas culpable. No culpes a la
vida por haberte tratado injustamente, pero tampoco te culpes a ti mismo. Todo
eso son resistencias.
Si tienes
una enfermedad grave, úsala para iluminarte. Cualquier cosa «mala» que te pase
en la vida, úsala para iluminarte.
Retira tiempo de la enfermedad. No
le des ningún pasado ni ningún futuro. Deja que te obligue a estar intensamente
presente en la conciencia del momento y observa qué ocurre.
Conviértete en un alquimista:
transmuta el metal inferior en oro, el sufrimiento en conciencia, el desastre
en iluminación.
¿Estás muy enfermo y te sientes
enfadado por lo que acabo de decir? Entonces está claro que te has identificado
con la enfermedad y que ahora estás protegiendo tu identidad, además de proteger
la enfermedad.
...
Cuando sientas un dolor profundo,
toda charla sobre la rendición probablemente te parecerá intrascendente y sin
sentido. Si sientes un dolor profundo, lo más probable es que te surja un
fuerte impulso de escapar de él, no de rendirte a él. No quieres sentir lo que
sientes. ¿Qué podría ser más normal? Pero no hay escapatoria, no hay salida.
Puede que haya seudoescapes: el
trabajo, la bebida, las drogas, enfadarte, proyectar el dolor..., pero no te
liberan del dolor. La intensidad del sufrimiento no disminuye cuando lo haces
inconsciente. Cuando niegas el dolor emocional, lo que haces o piensas, e
incluso tus relaciones, todo queda contaminado por él. Lo emites, por así
decirlo, pues es la energía que emana de ti, y los demás lo notarán
subliminalmente.
Si son inconscientes,
puede que se sientan obligados a atacarte o herirte de algún modo, o puede que
tú les hieras al proyectar inconscientemente tu dolor. Atraes y manifiestas lo
que corresponde a tu estado interno.
CUANDO NO
HAY ESCAPATORIA, EXISTE UN CAMINO QUE PERMITE ATRAVESAR EL DOLOR; por tanto, no te alejes
de él. Afróntalo. Siéntelo plenamente. Siéntelo, ¡no pienses en él! Exprésalo
si es necesario, pero no crees un
guión mental con el dolor. Pon toda
tu atención en lo que sientes, no en la persona, evento o situación que parece
causarlo.
No dejes que la mente use el dolor
para crearse con él una identidad de víctima. Compadecerte de ti mismo y contar
tu historia a los demás te mantendrá atrapado en el sufrimiento.
Como es imposible huir del
sentimiento, la única posibilidad de cambio es entrar en él; si no lo haces, no
cambiará nada.
Por tanto, concede toda la atención
a lo que sientes y evita etiquetarlo
mentalmente. Al entrar en el
sentimiento, mantente intensamente alerta. Puede que al principio parezca un
lugar oscuro y terrorífico, pero cuando sientas el impulso de huir de él,
obsérvalo sin hacer nada. Continúa manteniendo la atención en el dolor, sigue
sintiendo la pena, el miedo, el pavor, la soledad..., lo que estés sintiendo.
Mantente alerta, sigue estando
presente, presente con todo tu ser, con cada célula de tu cuerpo. Al hacerlo,
estás llevando una luz a esa oscuridad: ésa es la llama de tu conciencia.
Llegado a esta etapa, no hace falta
que te preocupes de la rendición. Ya ha ocurrido. ¿Cómo? Plena atención es
plena aceptación, es rendición. Dando a lo que sientes toda tu atención, usas
el poder del ahora, que es el poder de tu presencia.
Este poder no permite que
sobrevivan resistencias ocultas. La presencia erradica el tiempo, y sin tiempo
no pueden sobrevivir el sufrimiento y la negatividad.
...
Asimismo, si eres una
de las muchas personas que tiene un problema con sus padres, si albergas
resentimiento por algo que hicieron o dejaron de hacer, aún sigues creyendo que
tuvieron elección, que podrían haber actuado de otro modo. Siempre parece que
la gente tiene una elección, pero eso es ilusorio. Mientras la mente, con sus
patrones ilusorios, dirija tu vida, mientras seas la mente, ¿qué opciones
tienes? Ninguna. Ni siquiera estás allí. El estado de identificación con la
mente es agudamente disfuncional. Es una forma de locura.
Casi todo el mundo
sufre esta enfermedad en distintos grados. En cuanto te das cuenta de ello, no
puede haber más resentimiento. ¿Cómo puedes estar resentido con alguien que
está enfermo? La única respuesta apropiada es la compasión.
Tienes toda la información en los libros “El poder del Ahora” y
“Practicando El poder del Ahora”
por Eckhart Tolle, de la Editorial www.alfaomega.es